Atrapada
en el lodo cenagoso hoy desperté desesperanzada… o tal vez el estar alejada de mis convicciones
profundas potencia en mi una sórdida angustia de la que intento escapar
sin lograrlo…
Mi fe
me acorrala. Y reconozco a Dios en todo esto. El orquestador de mi libertad y mi presidio.
El constante descubrir de que sin
su existencia mi vida carece de sentido es una idea que condiciona todo juicio
de mi conciencia. Amo su esencia y lo que involucra su Ser. Como una cautiva
eterna y voluntaria me embriaga la
felicidad de su compañía. Lo amo y le pertenezco. Dios eterno, Trino y
maravilloso. Imposible desconocer su magnificencia y gloria en todo lo conocido
y oculto. ..
Ante
tanta esplendidez externa, las
nimiedades absurdas de mis
pensamientos se desintegran como si jamás hubieran existido…
Y
regresa a mi mente la paz de conocer su presencia en mi vida. Me rescata Dios
sin importarle mis dobleces. Solo cierro mis ojos, se esfuman las palabras…